Es esencial iniciar la educación desde los primeros días y no permitir que el animal haga lo que quiera, pues luego será más difícil para el aceptar el cambio de comportamiento, se desorientara y no entenderá esta nueva situación.
Como es un animal cariñoso y muy apegado a sus dueños, le gustara dar satisfacción respondiendo positivamente a todo lo que se le pida.
Ahora bien, el bulldog francés puede entender muy rápidamente que puede no obedecer, ¿Cuántas veces hemos visto a un dueño hablar suavemente al cachorro que no quería caminar con la correa y al final ha acabado arrastrando bruscamente hasta su casa? para educar necesitamos tener paciencia y para tener paciencia se debe estar siempre de buen humor.
Al ser un perro sensible, ese comportamiento brusco no le conviene en absoluto, y el resultado será lo opuesto al que buscamos, nuestro frenchie se plantara y se rebelara contra todos los actos de autoridad destinados a doblegar su voluntad.
¿Entonces que debemos hacer?, Desde el día que nuestro frenchie llegue a casa, todo comportamiento reprensible debe ir acompañado de un “NO !”, pronunciado con firmeza.
Cuando se tolera, por ejemplo que el cachorro muerda la alfombra “por que es pequeño y estaba jugando” ¿Cómo le diremos al ser mayor que esto no se debe hacer?.
Es importante acordar primero con la familia qué es lo que esta permitido y que no, y todos los miembros de la familia deben respetar este acuerdo. De no hacerlo, el frenchie aprenderá a quien debe dirigirse para para obtener lo que los otros prohiben.
El cachorro es un bebe, y no debemos esperar que en 2 meses se comporte como un adulto.
El “NO!”, debe repetirse si el cachorro persiste en una actividad, si la falta se repite, lo mejor es logarar la sumisión de la manera que lo hacia su madre cuando quería amonestarle, (Se sujeta al cachorro por la piel de la nuca, se levanta ligeramente y se le sacude al tiempo que se le repite el “NO !” con firmeza.
Cuando el perro tiene ya una talla grande, se puede entonces, en caso de falta grave, recurrir a un instrumento que prolongue la mano, por ejemplo un matamoscas, con un golpe seco en las nalgas pillara por sopesa al joven obstinado y, a partir de ese momento con solo ver el matamoscas se lograra atajar cualquier conducta indeseada.
El dueño dominante debe ser constante en las ordenes y el comportamiento.
